Pasaron 26 años de la última vez que los afiliados del peronismo eligieron su fórmula presidencial por el voto directo de sus afiliados. En el gélido julio de 1988 compitieron los binomios integrados por Carlos Saúl Menem-Eduardo Duhalde y por Antonio Cafiero-José Manuel de la Sota. Cafiero murió hace pocos días en Buenos Aires.
Detrás de esos candidatos nacionales se enrolaron dirigentes que competían por el control de la maquinaria partidaria en Tucumán. El éxito del menemismo abrió otro capítulo ideológico en la vida del PJ y encendió luces de alarma para la gestión de José Domato. En la compleja relación que mantuvo en los 90 con la Casa Rosada, gravitó negativamente -entre otros factores- la simpatía exterorizada por Cafiero.
Opción del gobernador
Cafiero gobernaba entonces Buenos Aires tras los comicios de 1987, y se suponía que lideraba el peronismo de su distrito. Domato y sus ministros Juan Carlos Meuli (Gobierno) y Fernando Cortés (Economía) asistieron al acto del club Floresta, donde el bonaerense planteó una disyuntiva de hierro. Se deberá elegir entre los mariscales de la derrota del 83 o el peronismo victorioso en el 87, planteó.
Cuestionó, además, el concepto de Tercer Movimiento Histórico impulsado por el alfonsinismo. Quieren hacer pasar a la historia a Perón y Eva Perón, denunció. Y aseveró que no debía pagarse la deuda externa y que las divisas deberían destinarse al crecimiento de la economía.
El 2 de julio, el diputado nacional Miguel Angel Toma aseguraba que la interna del PJ había terminado. Nadie duda que ganó Cafiero- De la Sota, dijo.
Réplica del riojano
El Frente de Acción Peronista (FAP) que conducía el ex ministro Osvaldo Cirnigliaro, le reclamó a los dirigentes del PJ que abandonen las componendas con la UCR. No obstante, dirigentes de esa coalición colaboraron con peronistas identificados con Menem.
El clima interno se recalentó en las filas del PJ. Así las cosas, el diputado Manuel Bliman -menemista- acusó a delegados comunales de Leales de presionar a los trabajadores para que voten por Cafiero. Alberto Herrera -senador de ese departamento- le devolvió el golpe. Por su parte, Alberto Lestelle -coordinador provincial del cafierismo- relativizó el enfoque federalista de Menem, al afirmar que este pasó la mayor parte de los últimos 5 años en Buenos Aires.
Frente a la Casa Histórica, Menem clausuró su tarea proselitista. El 7 de julio proclamó enfáticamente: hemos asegurado el triunfo rotundo de nuestra propuesta. Y reveló que obtendría el 57% de los votos y que Cafiero no llegaría al 40%. El aspecto social está faltando en las otras propuestas, diagnosticó. Además, vaticinó que el PJ no se dividiría.
Cosecha de años
Los peronistas votaron el 9 de julio. Menem venció en las urnas, con el apoyo mayoritario del PJ bonaerense. Había visitado varias veces Tucumán en los últimos años y un enjambre de dirigentes advirtió que capitalizaba las simpatías de las bases peronistas. Consecuentemente optó por él y aplastó a sus adversarios comarcanos. Menem cosechó la siembra de años. El PE aclaró que Domato no había votado.
El conteo de los comicios en Tucumán acreditó 37.687 votos para Menem y Cafiero, 20.135. El riojano obtuvo el 62% de los sufragios y su rival, el 37%. Miguel Nazur, Luis Garretón y Antonio Guerrero emergieron como referentes beneficiados por el aluvión menemista. A la vez, Ricardo Díaz, con otra estructura, se empinó en la cumbre. Nazur precisó que Domato debía tomar nota del resultado. Sólo en Leales, Graneros y Burruyacu perdió el menemismo.